(Cfr. www.todostuslibros.com)
Autor/a: Padura, Leonardo
Las librerías opinan
Autor: Anónima, Librería
Título: Mantener la decencia. Dos novelas por el precio de una.
Texto:
En un ambiente de corrupción y de sálvese quien pueda siempre hay quien simplemente quiere ser una persona decente.
Las 450 páginas de Personas decentes se convierten en muy pocas en cuanto alguien se zambulle en este magnífico libro que en realidad no es solo uno sino que está construido por dos novelas finamente entrelazadas en capítulos alternos.
En la que podemos considerar principal nos encontramos en La Habana del año 2016 festiva en plena ebullición aperturista que espera en pocos días la visita de Obama y de los Rolling Stones, entre otros acontecimientos impensables poco tiempo antes en la isla. Ha habido un crimen, la policía está tan desbordada por las numerosas situaciones que tiene que cubrir que ha de recurrir al exteniente, ahora librero de viejo, Mario Conde. El muerto es un destacado comisario cultural de los años más ignominiosos de la dictadura, un personaje odioso que ha hecho fortuna a costa de artistas y escritores a los que ha reprimido y a la vez expoliado sin piedad.
Para la segunda trama nos desplazamos a 1910 y seguimos la investigación de la muerte de Alberto Yarini escrita desde la perspectiva de su amigo y policía Arturo Saborit. Yarini fue un importante personaje carismático en la vida política de la Habana tras la independencia y al mismo tiempo quien controlaba la prostitución en el barrio de San Isidro junto al francés Louis Lotot. La lucha por el control de este negocio acabará con ambos en el curso de un extraño tiroteo. Leonardo Padura ha investigado ampliamente a Yarini sobre el que ha publicado algunos reportajes que aquí dan forma a la novela que anda escribiendo Mario Conde.
Logra que ambas historias se vayan fundiendo sin hacer ruido hasta confluir en la novela policíaca más redonda de la serie que es al mismo tiempo una estupenda novela histórica.
Las horas de lectura nos trasladan a la vida cubana, a sus personajes reales, los amigos de Conde, la familia, el exilio siempre presente... Vivimos una temporada en la isla escuchando una lengua rica, fresca y colorida. La posibilidad aparente de cambios que a muchos entusiasma no puede con el pesimismo de Conde (y de Padura) y la verdad, el espejismo que se retrata en Personas decentes duró poco, después de Obama vino Trump y los pequeños avances se convirtieron en vuelta atrás dejando al país en un limbo imposible.
Fuente: librería Anónima. Huesca
Sinopsis
La Habana, 2016. Un acontecimiento histórico sacude Cuba: la visita de Barack Obama en lo que se ha llamado el «Deshielo cubano» —la primera visita oficial de un presidente estadounidense desde 1928—, acompañada de eventos como un concierto de los Rolling Stones y un desfile de Chanel, ponen patas arriba el ritmo de la isla. Por eso, cuando un exdirigente del Gobierno cubano aparece asesinado en su apartamento, la policía, desbordada por la visita presidencial, recurre a Mario Conde para que eche una mano en la investigación. Conde descubrirá que el muerto tenía muchos enemigos, pues en el pasado había ejercido de censor para que los artistas no se desviaran de las consignas de la Revolución, y que había sido un hombre déspota y cruel que había acabado con la carrera de muchos artistas que no habían querido plegarse a sus extorsiones. Cuando unos días después se encuentra un segundo cadáver asesinado con el mismo método, Conde deberá descubrir si las dos muertes están relacionadas y qué hay detrás de estos asesinatos.
A esa trama, se suma una historia que escribe el protagonista, situada un siglo antes, cuando La Habana era la Niza del Caribe y se vivía pensando en el cambio inminente que produciría el cometa Halley. Un caso de asesinato de dos mujeres en La Habana Vieja destapa la lucha abierta entre un hombre poderoso, Alberto Yarini, refinado y de buena familia, capo de los negocios de juego y de prostitución, y su rival Lotot, francés, que le disputa la preeminencia. El desarrollo de esos hechos históricos tendrá conexión con la historia del presente de un modo que ni el propio Mario Conde sospecha.
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