Desde este blog se pretende facilitar el aprendizaje de la predicación y la oración personal. Todos los que tratamos a Dios podemos aprender y mejorar, usando este blog, nuestra amistad con el Señor.
¡Llega por fin la novela juvenil que
está triunfando en Wattpad! ¡Próximamente estreno en Netflix! Raquel
lleva toda la vida loca por Ares, su atractivo y misterioso vecino.
Lo...
Sinopsis de: "A través de mi ventana (Trilogía Hermanos Hidalgo 1)"
¡Llega por fin la
novela juvenil que está triunfando en Wattpad! ¡Próximamente estreno
en Netflix! Raquel lleva toda la vida loca por Ares, su atractivo y
misterioso vecino. Lo observa sin ser vista desde su ventana y es que,
muy a su pesar, no han intercambiado ni una triste palabra. Lo que
Raquel no sabe es que eso está a punto de cambiar... Ares comenzará a
cruzarse en su camino hasta en los lugares más inesperados y descubrirá
que, en realidad, Raquel no es la niña inocente que creía. Ahora,
Raquel tiene muy claro su objetivo: conseguir que Ares se enamore de
ella. Por supuesto, no está dispuesta a perderlo todo por el camino, y
mucho menos a sí misma... De Ariana Godoy, la autora de Heist: Cazar o
ser cazado, llega este éxito internacional de Wattpad: un magnético
juego de seducción que te tendrá atrapado en sus redes, ahora con nuevas
escenas sobre los secretos de Ares. Octava edición Más de 13.000
ejemplares vendidos
El Papa ha comenzado un nuevo ciclo
de catequesis sobre San José. Ha recordado que “estamos viviendo un Año
especialmente dedicado a él, con motivo del 150 aniversario de su
proclamación como patrono de la Iglesia universal”
Catequesis del Santo Padre en español
Texto completo de la catequesis del Santo Padre traducida al español
El 8 de diciembre de 1870 el Beato Pío
IX proclamó a San José patrono de la Iglesia universal. A 150 años de
aquel evento, estamos viviendo un año especial dedicado a San José, y en
la Carta Apostólica Patris corde recogí algunas reflexiones
sobre su figura. Nunca como hoy, en este tiempo marcado por una crisis
global con diversos componentes, él puede sernos de apoyo, de consuelo y
de guía. Por eso he decidido dedicarle un ciclo de catequesis, que
espero puedan ayudarnos ulteriormente a dejarnos iluminar por su ejemplo
y su testimonio. Durante algunas semanas hablaremos de San José.
En la Biblia existen más de diez
personajes que llevan el nombre de José. El más importante entre ellos
es el hijo de Jacob y de Raquel, que, a través de varias peripecias,
desde esclavo llega a ser la segunda persona más importante en Egipto
después del faraón (cfr. Gen 37-50). El nombre José en hebreo significa “Dios aumentará, Dios hará crecer”. Es
un buen deseo, una bendición fundada en la confianza en la providencia y
referida especialmente a la fecundidad y a crecimiento de los hijos. En
efecto, precisamente este nombre nos revela un aspecto esencial de la
personalidad de José de Nazaret. Él es un hombre lleno de fe en su
providencia: cree en la providencia de Dios, tiene fe en la providencia
de Dios. Todos sus actos narrados en el Evangelio están marcados por la
certeza de que Dios “hace crecer”, que Dios “aumenta”, que Dios “añade”,
o sea que Dios provee para sacar adelante su designio de salvación. Y,
en esto, José de Nazaret se parece mucho a José de Egipto. Hasta las
principales referencias geográficas que atañen a José –Belén y Nazaret–
asumen un papel importante en la comprensión de su figura.
En el Antiguo Testamento la ciudad de Belén es llamada con el nombre de Beth Lechem, es decir “Casa del pan”, o también Efratá, a causa de la tribu asentada en aquel territorio. En árabe, en cambio, el nombre significa “Casa de la carne”,
probablemente por la gran cantidad de rebaños de ovejas y cabras
presentes en la zona. No es casualidad, de hecho, que cando nació Jesús,
los pastores fueron los primeros testigos del evento (cfr. Lc 2,8-20). A
la luz de la historia de Jesús, estas alusiones al pan y a la carne
recuerdan el misterio Eucarístico: Jesús es el pan vivo bajado del cielo
(cfr. Jn 6,51). Él mismo dirá de sí: «Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna» (Jn 6,54).
Belén es citada muchas veces en la
Biblia, desde el Libro del Génesis. A Belén está ligada también la
historia de Rut y Noemí, narrada en el pequeño pero estupendo Libro de
Rut. Rut dio a luz un hijo llamado Obed del que a su vez nació Jesé, el
padre del rey David. Y justo de la descendencia de David viene José, el
padre legal de Jesús. Sobre Belén, además, el profeta Miqueas predijo
grandes cosas: «Y tú, Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel» (Mi 5,1). El evangelista Mateo retomará esta profecía, la unirá a la historia de Jesús como a su evidente realización.
En efecto, el Hijo de Dios no elige
Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos
pueblos periféricos, lejos del clamor de las noticias y del poder del
tiempo. Sin embargo, Jerusalén era la ciudad amada por el Señor (cfr. Is
62,1-12), la «ciudad santa» (Dn 3,28), escogida por Dios para habitarla
(cfr. Zc 3,2; Sal 132,13). Aquí, de hecho, residían los doctores de la
Ley, los escribas y los fariseos, los jefes de los sacerdotes y los
ancianos del pueblo (cfr. Lc 2,46; Mt 15,1; Mc 3,22; Jn 1,19; Mt 26,3).
Por eso la elección de Belén y Nazaret
nos dice que la periferia y la marginalidad son predilectas para Dios.
Jesús no nació en Jerusalén con toda la corte... no: nació en una
periferia y pasó su vida, hasta los 30 años, en aquella periferia,
siendo carpintero, como José. Para Jesús, las periferias y los
marginados son predilectos. No tomarse en serio esta realidad equivale a
no tomarse en serio el Evangelio ni la obra de Dios, que sigue
manifestándose en las periferias geográficas y existenciales. El Señor
actúa siempre a escondidas en las periferias, incluso en nuestra alma,
en las periferias del alma, de los sentimientos, quizás sentimientos de
los que nos avergonzamos; pero el Señor está ahí para ayudarnos a seguir
adelante. El Señor sigue manifestándose en las periferias, tanto las
geográficas como las existenciales. En particular, Jesús va a buscar a
los pecadores, entra en sus casas, habla con ellos, los llama a la
conversión. Y hasta eso se lo reprochan: “Mira, ese Maestro –dicen los
doctores de la ley–, mira a ese Maestro: come con los pecadores, se
ensucia, va a buscar a los que no han hecho el mal sino que lo han
sufrido: los enfermos, los hambrientos, los pobres, los últimos. Jesús
siempre va a las periferias. Y esto debe darnos mucha confianza, porque
el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de
nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de
nuestra familia, es decir, esa parte un poco oscura que no mostramos
quizás por vergüenza.
En ese sentido, la sociedad de la época
no era muy diferente a la nuestra. También hoy hay un centro y una
periferia. Y la Iglesia sabe que está llamada a anunciar la buena nueva
desde las periferias. José, que es un carpintero de Nazaret y que confía
en el plan de Dios para su joven prometida y para él, recuerda a la
Iglesia que debe fijar la mirada en lo que el mundo ignora
deliberadamente. Hoy José nos enseña esto: “No mirar tanto las cosas que
el mundo alaba, mira los rincones, mira las sombras, mira las
periferias, lo que el mundo no quiere”. Él nos recuerda a cada uno que
valoremos lo que los demás descartan. En ese sentido, es verdaderamente
un maestro de lo esencial: nos recuerda que lo que de verdad vale no
llama nuestra atención, sino que requiere un paciente discernimiento
para ser descubierto y valorado. Descubrir lo que vale. Le pedimos que
interceda para que toda la Iglesia recupere esa mirada, esa capacidad de
discernimiento, esa capacidad de valorar lo esencial. Recomencemos de
Belén, recomencemos de Nazaret.
Hoy me gustaría enviar un mensaje a
todos los hombres y mujeres que viven en las periferias geográficas más
olvidadas del mundo o que viven en situaciones de marginalidad
existencial. Ojalá encontréis en San José al testigo y protector en
quien mirar. Podemos dirigirnos a él con esta oración, una oración
“casera”, pero salida del corazón:
San José, tú que siempre te has fiado de Dios, y has tomado tus decisiones guiado por su providencia, enséñanos a no contar tanto con nuestros planes, sino con su designio de amor. Tú que vienes de las periferias, ayúdanos a convertir nuestra mirada y a preferir lo que el mundo descarta y deja al margen. Conforta a quien se siente solo y sostén a quien se esfuerza en silencio por defender la vida y la dignidad humana. Amén.
Saludos
Me alegra saludar a los peregrinos venidos de los países francófonos,
en particular a las Monjas Hijas del Corazón de María, a los elegidos
de Hauts de Saine con el Obispo de Nanterre y al grupo Alfabetización y
sanidad para todos de Camerún. Que San José, venido de las periferias,
nos ayude a convertir nuestra mirada y a cuidar de las personas
descartadas y marginadas de la sociedad. ¡A todos mi bendición!
Saludo a los peregrinos de lengua inglesa
presentes en la Audiencia de hoy, especialmente a los grupos venidos de
los Países Bajos, Dinamarca y Estados Unidos de América. En este mes de
noviembre rezamos por los seres queridos que nos han dejado y por todos
los difuntos, para que el Señor, en su misericordia, los acoja en el
Reino de los cielos. Sobre vosotros y vuestras familias invoco la
alegría y la paz de Cristo. ¡Dios os bendiga!
Queridos hermanos y hermanas de lengua alemana,
siempre y en todas las necesidades de nuestro tiempo y de nuestra vida
podemos dirigirnos a San José. Siguiendo su ejemplo, queremos confiar
completamente en Dios y al mismo tiempo dar nuestra humilde y obediente
contribución al plan divino de salvación.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española.
Hoy, de modo particular, quisiera que mi mensaje llegue a todos los
hombres y mujeres que viven en las periferias más olvidadas y que
atraviesan situaciones de marginalidad. Que san José los proteja, no se
olviden de acudir a él en todo momento con confianza y amor filial. Que
Dios los bendiga. Muchas gracias.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua portuguesa.
Os invito a acudir a la intercesión de San José para que pueda crecer
nuestra confianza en los designios amorosos de la Divina Providencia y
amemos más a los que el mundo descarta y deja al margen. ¡Dios os
bendiga!
Saludo a los fieles de lengua árabe.
Pidamos a San José, que viene de las periferias, que nos ayude a
convertir nuestra mirada y a preferir lo que el mundo descarta y deja al
margen. Y los que vivís en las periferias geográficas más olvidadas del
mundo o vivís situaciones de marginalidad existencial, ojalá encontréis
en San José el testigo y el protector al que mirar. ¡Que el Señor os
bendiga a todos y os proteja siempre de todo mal!
Saludo cordialmente a los peregrinos polacos.
San José, Custodio de la Iglesia, es un hombre de profunda fe, valiente
y humilde. En esto tiempo, marcado por una crisis global y la pérdida
de valores, invoquémoslo para que nos enseñe a ver lo que el mundo deja
al margen y rechaza. Que su intercesión nos ayude a ser sensibles con
los demás. Os bendigo de corazón.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana.
En particular, saludo a los participantes en el Congreso de la Conexión
Nacional de Santuarios, al grupo del Policlínico San Mateo de Pavía, y a
los fieles de San Elpidio a Mare. Os animo a uniros con alegría a la
voluntad de Dios, encomendándoos a la materna protección de la Virgen
María.
Mi pensamiento va finalmente, como de costumbre, a los ancianos, enfermos, jóvenes y recién casados.
La liturgia de hoy recuerda a Santa Isabel de Hungría, mujer de fe y de
caridad ardiente. Que el ejemplo y la intercesión de esta ilustre Santa
de la caridad, os ayude a cada uno a vivir una vida virtuosa, yendo al
encuentro, con ánimo abierto, de los pobres y de cuantos lo necesiten. A
todos mi bendición.
Llamamientos
Mañana en Italia se celebra la primera
Jornada nacional de oración por las víctimas y supervivientes de abusos,
promovida por la Conferencia Episcopal. Espero que esta iniciativa
pueda ser ocasión de reflexión, sensibilización y oración para apoyar
los caminos de recuperación humana y espiritual de las víctimas. Es
deber imprescindible de cuantos tienen alguna responsabilidad educativa
en la familia, en la parroquia, en la escuela, en los lugares
recreativos y deportivos, proteger y respetar a los adolescentes y a los
niños a ellos confiados, porque es precisamente en esos sitios donde
suceden la mayor parte de los abusos.
* * *
Mi pensamiento va a los trabajadores de
Borgo Valbelluna y de la zona, preocupados por su futuro laboral. Ante
sus persistentes problemas, me uno a los Obispos y párrocos del
territorio, expresando mi cercanía. Dirijo un encendido llamamiento,
para que en esta situación, así como en otras similares que ponen en
dificultad a tantas familias, no prevalezca la lógica del beneficio,
sino la del compartir equitativo y solidario. En el centro de toda
cuestión laboral, siempre debe ponerse a la persona y su dignidad;
¡cuando no se gana el pan, se pierde la dignidad! Debemos rezar mucho
por esta gente.
Ethan
conoce a Emma. Son guapos, buenos estudiantes y mejores personas.
Cuando Emma queda inesperadamente embarazada se produce un terremoto
familiar y emocional, que acabará con el enfrentamiento de la pareja en
los tribunales y pondrá la vida humana en el centro del debate: Ethan
quiere defender sus derechos y los del bebé, pero Emma está dispuesta a
abortar. El juicio acaparará la atención nacional y pondrá a prueba el
amor de la pareja.
No
se escapa que Cuestión de derechos tiene inspiración cristiana, algo
que queda explícitamente claro en el guión, pero no se usa a la religión
arbitrariamente para demostrar el crimen del aborto, sino que se
exponen argumentos de calado a la hora de valorar su injusticia. Desde
luego ofrecerá argumentos para quien desee indagar en una dolorosa
realidad que la mayoría de los países occidentales han aceptado,
ignorando, o queriendo ignorar quizá, sus fatales consecuencias.
En
este sentido, aunque pueda haber un exceso de didactismo, se exponen
ideas potentes, como, por poner un ejemplo de la justicia
estadounidense, esa increíble paradoja de que cuando una mujer
embarazada muere violentamente se habla de doble asesinato, pero cuando
la cuestión se refiere al aborto la vida del no nacido se ignora por
arte de magia, sólo cuenta la madre. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ
“En aquel tiempo, dijo Pilato a
Jesús: - «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: - «¿Dices
eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? » Pilato replicó:
-«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a
mí; ¿qué has hecho?» Jesús le contestó: - «Mi reino no es de este
mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para
que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
Pilato le dijo: - «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: - «Tú lo
dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo;
para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi
voz» (Juan 18,33b-37).
I. La solemnidad que celebramos “es como
una síntesis de todo el misterio salvífico” (JUAN PABLO II, Homilía).
Con ella se cierra el año litúrgico, después de haber celebrado todos
los misterios de la vida del Señor, y se presenta a nuestra
consideración a Cristo glorioso, Rey de toda la creación y de nuestras
almas. Esta fiesta fue instituida para mostrar a Jesús como único
soberano ante una sociedad que parece querer vivir de espaldas a Dios
(PIO XI, Encíclica Quas Primas). Cristo vino a establecer su reinado, no
con la fuerza de un conquistador, sino con la bondad y mansedumbre del
pastor. Con esta solicitud el Señor buscó a los hombres dispersos y
alejados de Dios por el pecado. Y como estaban heridos y enfermos, los
curó y vendó sus heridas. Tanto los amó que dio la vida por ellos. El
Reino instaurado por Jesucristo viene a revelar el amor de Dios, y actúa
como fermento y signo de salvación para construir un mundo más justo,
más fraterno, más solidario, inspirado en los valores evangélicos de la
esperanza y futura bienaventuranza.
II. Oportet autem illum regnare…, es
necesario que Él reine…(1 Corintios 15, 25) Es necesario que reine en
primer lugar en nuestra inteligencia, mediante el conocimiento de su
doctrina y el acatamiento amoroso de esas verdades reveladas; es
necesario que reine en nuestra voluntad, para que obedezca y se
identifique cada vez más plenamente con la voluntad divina; es preciso
que reine en nuestro corazón, para que ningún amor se interponga al amor
de Dios; es necesario que reine en nuestro cuerpo, templo del Espíritu
santo (PIO II, Encíclica Quas primas); en nuestro trabajo, camino de
santidad. La fiesta de hoy es como un adelanto de la segunda venida de
Cristo en poder y majestad, la venida gloriosa que llenará los corazones
y secará toda lágrima de infelicidad. Pero a la vez es una llamada y un
acicate para que a nuestro alrededor el espíritu amable de Cristo
impregne todas las realidades terrenas. Nosotros colaboramos en la
extensión del reinado de Jesús cuando procuramos hacer más humano y más
cristiano el pequeño mundo que nos rodea, el que cada día frecuentamos.
III. En la fiesta de hoy oímos al Señor
que nos dice en la intimidad de nuestro corazón: Yo tengo sobre ti
pensamientos de paz y no de aflicción (Jeremías 29, 11), y hacemos el
propósito de arreglar en nuestro corazón lo que no sea conforme con el
querer de Cristo. A la vez, le pedimos poder colaborar en esta tarea
grande de extender su reinado a nuestro alrededor y en tantos lugares
donde aún no le conocen. Para hacer realidad nuestros deseos acudimos,
una vez más, a Nuestra Señora, la Madre santa de nuestro Rey, la Reina
de nuestro corazón. Le pedimos que sepamos componer nuestra vida y en la
vida de los que nos rodean, quasi fluvium pacis (Isaías, 66, 12), como
un río de paz.
Textos basados en ideas de Hablar con Dios de F. Fernández Carvajal.
(Dan 7,13-14) "Su reino no tendrá fin"
(Ap 1,5-8) "Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso"
(Jn 18,33b-37) "Todo el que es de la verdad escucha mi voz"
Homilía a cargo de D. Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva
Termina el año litúrgico en el que hemos
contemplado la vida de Jesucristo desde que nace hasta que muere y es
llevado al Cielo, con la gran Solemnidad de Cristo Rey del universo.
Cristo es Rey. Así lo declara el Antiguo y el Nuevo Testamento; así lo
expresa la Liturgia, el Magisterio y la Tradición dos veces secular de
la Iglesia. “Yo soy Rey, dijo Jesús a Pilato, yo para esto he nacido y
para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que
es de la verdad, escucha mi voz”.
Miremos a Jesús que está maniatado
delante de un poderoso de la tierra. Fuera del palacio del gobernador
los doctores de Israel están presionando al representante de la
autoridad de Roma y manipulando al pueblo para que pida su muerte. Jesús
declara que es Rey. Hace falta una confianza en sí mismo no común para
afirmar esto en unas condiciones tan lastimosas sin el menor temblor y a
sabiendas de que semejante afirmación puede parecer a quien la oye la
de un enajenado o, al menos, sorprendente.
Jesús está persuadido de quién es Él,
cuál es su misión en la tierra y el futuro que ella tiene. El Señor nos
recuerda hoy la necesidad de proclamar la verdad cristiana siempre,
incluso en los ambientes más refractarios, aunque ella vaya a ser
acogida con indiferencia, con burlas o con el escéptico encogimiento de
hombros de Pilato.
En una sociedad en que parece que lo
único que cuenta es el éxito inmediato y a cualquier precio, nosotros
debemos estar persuadidos y convencer también a los demás que la verdad y
el triunfo final es Cristo. Quien sienta el ansia de verdad ante los
numerosos enigmas de esta vida, muchos de ellos dolorosos e irritantes;
quien note cómo su sensibilidad se eriza ante la colosal presencia del
mal y piense que desterrarlo de este mundo es imposible; quien ante un
análisis de la situación moral de nuestro mundo sienta la tentación de
la parálisis, de que no vale la pena molestarse por mejorarla, debe
mirar a Cristo en esta escena y no olvidar que su reino no tendrá fin,
como afirmaremos dentro de un momento en el Credo.
No conocemos el tiempo en que ese Reino
de Dios será una realidad, ni el modo en que nuestros esfuerzos
contribuirán a liberar a la humanidad de la esclavitud de la corrupción y
a la transformación del universo, pero debemos alimentar la esperanza
de que nuestros trabajos, “una vez que, en el Espíritu del Señor y según
su mandato, los hayamos propagado por la tierra, los volveremos a
encontrar limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando
Cristo devuelva a su Padre un reino eterno y universal: el reino de la
verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la
justicia, el amor y la paz. En la tierra este reino está ya presente de
una manera misteriosa, pero se completará con la llegada del Señor” (L.
G., 39).