(Cfr. www.almudi.org)
Para Escuchar su Conferencia en YouTube: https://youtu.be/hEu_mQ7qUwg?si=fyma1qBBtLhypAgw
«Ya no prevalecen las realidades sólidas de antaño como el trabajo o
el matrimonio, sino que todo se ha tornado «líquido», provisional,
superfluo, ansioso de novedades y al mismo tiempo agotador».
Dice una canción que «algo se muere en
el alma cuando un amigo se va». Y parece que ese fue el sentir de muchas
personas cuando, el 9 de enero de 2017, fallecía el sociólogo y
filósofo polaco de origen judío Zygmunt Bauman (1925-2017), al que como
ocurre con ese amigo que lo es de verdad, decía verdades incómodas pero
siempre con la intención de hacer reflexionar. Algo que sí es cierto en
el caso de las relaciones interpersonales, también lo es en el caso de
la sociedad actual, tan necesitada de gente sabia que sepa mirar casi
siempre con ponderación, perspectiva y sabiduría.
Bauman no tuvo una vida fácil. Tuvo que
huir con su familia de Polonia en 1939, cuando los nazis invadieron su
país, estableciéndose en la Unión Soviética, y donde se alistaría en el
ejército polaco que combatía a los nazis. Por entonces empezaría también
sus estudios de Sociología y Ciencias Políticas. Al acabar la guerra
volvió a Polonia, militaría en el Partido Comunista y ejercería como
profesor de Filosofía y Sociología en la Universidad de Varsovia.
Sin embargo, en el mes de marzo de 1968,
se producirían manifestaciones y protestas por parte de intelectuales y
estudiantes contra el régimen comunista de Polonia, un movimiento
parecido al de la Primavera de Praga de 1968. La respuesta del gobierno
comunista de Polonia fue la de desviar la atención de la opinión pública
de la crisis política por medio de una fuerte campaña de antisemitismo,
provocando la huida en masa de buena parte de la población judía. Si
antes de la campaña en Polonia había una población de unos 40.000
judíos, años después solo quedaban unos 5.000. La Universidad de
Varsovia sufrió una purga de profesores que afectaría a Bauman, quien
como tantos otros judíos lo perderían casi todo en sentido material
teniendo además que abandonar su país de nacimiento. En enero de 1968 y
debido a las presiones recibidas, Bauman renuncia como miembro del
Partido Obrero Unificado Polaco.
A partir de entonces, Bauman enseñaría
en universidades de Israel, Canadá y Estados Unidos. En 1971 se
establecería en Inglaterra, donde ejercería como profesor en la
Universidad de Leeds y donde viviría junto a su esposa, la escritora
Janina Lewinson con la que tuvo tres hijas, en una casa sencilla hasta
el final de sus días. Debido a su preocupación y escritos sobre temas
candentes y de globalización, su fama se extendería por todo el mundo.
La obra de Zygmunt Bauman
Su ingente obra está compuesta por 57
libros y más de 100 ensayos. Su libro más representativo es «Modernidad y
Holocausto», donde defiende la idea de que aquel horror no fue solo un
hecho aislado contra los judíos, sino el esfuerzo de la modernidad por
excluir a los elementos no deseados de la sociedad, una situación que
según Bauman ya ha empezado también hoy día en ciertos ámbitos.
Pero a Zygmunt Bauman se le conoce sobre
todo por el concepto de«Modernidad líquida»o «Amor líquido»,
refiriéndose al momento actual en el que ya no prevalecen las realidades
sólidas de antaño como el trabajo o el matrimonio, sino que todo se ha
tornado «líquido», mucho más provisional, precario, superfluo, ansioso
de novedades y al mismo tiempo agotador.
«Ya no prevalecen las realidades sólidas de antaño
como el trabajo o el matrimonio, sino que todo se ha tornado
«líquido», provisional, superfluo, ansioso de novedades
y al mismo tiempo agotador».
Esa clase de «modernidad» genera también
lo que él llama «residuos humanos», producto de las migraciones y la
globalización, uno de los principales problemas que afrontan los países
del primer mundo al no poder dar atención a tantas personas que huyen de
la miseria. Es también la modernidad líquida la que crea lo que Bauman
llama «nuevos pobres», o aquellos que luchan por alcanzar el mismo nivel
de consumo en la sociedad capitalista, una sociedad donde los ricos son
absolutamente venerados de manera obscena. De ahí que también
denunciara el problema de exclusión social que padecen millones de
personas en todo el mundo en su libro «Vidas desperdiciadas: La
modernidad y sus parias».
Bauman critica también en su obra el
auge de las redes sociales como lugares de confort pero donde no hay
diálogo real, sino que cada uno se acomoda a sus propios criterios
buscando relacionarse solo con gente afín, además de ser herramienta de
control de disidentes por parte del poder. Según él, las redes sociales
son en cierto modo «una trampa».
No es extraño que cuando Zygmunt Bauman
falleció, tantos lo echaran de menos. Y es que la sabiduría suele ser a
veces muy rara; no se logra en un abrir y cerrar de ojos. Se adquiere
por la experiencia, por la constante reflexión. Saber ponderar para
obtener así un cuadro amplio de lo que esté en juego. Ese es el
verdadero desafío para todos nosotros.
Algo de su pensamiento
«El Holocausto se gestó y se puso en
práctica en nuestra sociedad moderna y racional, en una fase avanzada de
nuestra civilización y en un momento álgido de nuestra cultura y, por
esta razón, es un problema de esa sociedad, de esa civilización y de esa
cultura».
«Todas las medidas emprendidas en nombre
del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita
mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a
los pobres«.– «Esto no es un diario», 2012.
«Con nuestro culto a la satisfacción inmediata, muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar».
“Nos hallamos en una situación en la
que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera
egocéntrica y materialista”.
«En una palabra, el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida».
«La verdad que libera a los hombres suele ser la verdad que los hombres prefieren no escuchar».
«En un mundo como éste no hay muchas
rocas sólidas en las que los individuos con dificultades puedan basar
sus esperanzas de salvación y en la que confiar en caso de fracaso
personal. Los vínculos humanos se han aflojado, razón por la cual se han
vuelto poco fiables y resulta difícil practicar la solidaridad, del
mismo modo que es difícil comprender sus ventajas y, más aún, sus
virtudes morales».- «Tiempos líquidos, vivir en una época de
incertidumbres».
«No existen, ni pueden existir,
soluciones locales a problemas originados y reforzados desde la esfera
global. De ser posible, el único modo de conseguir la reunión del poder y
la política será a escala planetaria. Según las perturbadoras palabras
de Benjamin R. Barber, «ningún niño estadounidense puede sentirse seguro
en su cama si los niños de Karachi o de Bagdad no se sienten seguros en
las suyas. Los europeos no podrán presumir durante mucho tiempo de sus
libertades si en otras partes del mundolas personas siguen padeciendo
penurias y humillaciones«.- «Tiempos líquidos, vivir en una época de
incertidumbres».
«Los nazis eran transparentes: querían infligir el mal
y lo hicieron. Sin espacio para dudas. El comunismo
sí que fue una gran estafa, nos defraudó».
«Resulta muy difícil encontrar una
persona feliz entre los ricos: una persona pobre que logra desayunar,
comer y, con suerte, cenar… es automáticamente feliz. Ese día ha logrado
su objetivo. El rico -cuya tendencia obsesiva es enriquecerse más-
acostumbra a meterse en una espiral de infelicidad enorme. La gran
perversión del sistema de los ricos es que acaban siendo esclavos. Nada
les sacia, se colapsan, ¡catástrofe!».- El Español, 9/1/2017.
«Los nazis eran transparentes: querían
infligir el mal y lo hicieron. Sin espacio para dudas. El comunismo sí
que fue una gran estafa, nos defraudó. Albert Camus ya lo advirtió: el
comunismo es el mal bajo eslóganes de buenismo. Por eso en las filas
comunistas surgió la real rebelión intelectual».- El Español, 9/1/2017.
«¿Qué tipo de compromiso, si es que lo hay, establece la unión de los cuerpos?». – El Español, 9/1/2017.
«Los teléfonos móviles ayudan a estar
conectados a los que están a distancia. Los teléfonos móviles permiten a
los que se conectan… mantenerse a distancia«.- El Español, 9/1/2017.
«Llevamos una vida acelerada, marcada
por la banalización de la cultura y un consumismo acérrimo. En nuestra
«apresurada cotidianidad», la atención rara vez tiene tiempo para
detenerse en los temas importantes, por lo que corremos el grave riesgo
de perder nuestra sensibilidad ante los problemas de los demás. Solo las
celebridades y las estrellas mediáticas pueden esperar ser tenidas en
cuenta en una sociedad extenuada por la información sensacionalista y
sin valor».
“La cultura líquida moderna ya no siente
que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas
registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se
nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del
olvido«.- La Vanguardia 10/1/2017.
“No hay modernización (y, por tanto,
tampoco forma de vida moderna) sin una masiva y constante producción de
basura, entre ella los individuos basura definidos como excedentes«.- La
Vanguardia 10/1/2017.
“Además de tratarse de una economía del
exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa
razón, una economía del engaño».-La Vanguardia 10/1/2017.
«Es una sociedad capitalista y accionada
por el mercado, uno de cuyos atributos es el ir dando trompicones de
una depresión/recesión a otra. Como es una sociedad de clases, reparte
los costes de la recesión y los beneficios de la recuperación de forma
desigual, aprovechando cualquier ocasión para dotar de mayor firmeza a
su columna vertebral: la jerarquía de clases».-La Vanguardia 10/1/2017.
«Una cosa que no tenemos y que no nos puede ser proporcionada
por el Estado ni por los políticos, es pasar tiempo con los demás,
estar con otras personas: nuestro estar en un grupo.»
“Debemos hacer frente a los retos; se
llega a la felicidad cuando se puede controlar a los desafíos planteados
por el destino. De hecho, el aumento de la comodidad puede hacernos
sentir perdidos. Una cosa que no tenemos y que no nos puede ser
proporcionada por el Estado ni por los políticos, es pasar tiempo con
los demás, estar con otras personas: nuestro estar en un grupo. De esto
usted se tiene que ocupar. Las personas acostumbradas a la independencia
están perdiendo la familiaridad de vivir con otras personas, debido a
que ya se ven privados de la capacidad de socializar. Socializar es
agotador porque implica negociar y volver a negociar, discutir, acordar,
volver a crear. La independencia priva de la capacidad de hacer todo
esto. Nuestra vida está ahora dividida: “online” y “offline”, conectado y
desconectado. La primera no tiene riesgos: es muy fácil hacer amigos en
Internet; en realidad, así nunca percibe uno la propia soledad. Y si
alguien no te gusta, simplemente dejas de interactuar con él. En el
mundo “offline” es difícil evitar la confrontación. Cuanto más
independientes somos, nos volvemos menos capaces de detener nuestra
independencia y sustituirla por una interdependencia agradable”.
«Lo que está pasando ahora, lo que
podemos llamar la crisis de la democracia, es el colapso de la
confianza. La creencia de que los líderes no solo son corruptos o
estúpidos, sino que son incapaces. Para actuar se necesita poder: ser
capaz de hacer cosas; y se necesita política: la habilidad de decidir
qué cosas tienen que hacerse. La cuestión es que ese matrimonio entre
poder y política en manos del Estado-nación se ha terminado. El poder se
ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La
política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema
democrático porque no cumple sus promesas».- El País, 9/1/2016.
«Hace 40 años creímos que había
triunfado la libertad y estábamos en una orgía consumista. Todo parecía
posible mediante el crédito: que quieres una casa, un coche… ya lo
pagarás después. Ha sido un despertar muy amargo el de 2008, cuando se
acabó el crédito fácil. La catástrofe que vino, el colapso social, fue
para la clase media, que fue arrastrada rápidamente a lo que llamamos
precariado. La categoría de los que viven en una precariedad continuada:
no saber si su empresa se va a fusionar o la va a comprar otra y se van
a ir al paro, no saber si lo que ha costado tanto esfuerzo les
pertenece… El conflicto, el antagonismo, ya no es entre clases, sino el
de cada persona con la sociedad. No es solo una falta de seguridad,
también es una falta de libertad».- El País, 9/1/2016.
«El cambio de un partido por otro
partido no va a resolver el problema. El problema hoy no es que los
partidos sean los equivocados, sino que no controlan los instrumentos.
Los problemas de los españoles no están confinados al territorio
español, sino al globo. La presunción de que se puede resolver la
situación desde dentro es errónea».- El País, 9/1/2016.
«La diferencia entre la comunidad y la red es que tú
perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti.»
«La diferencia entre la comunidad y la
red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti.
Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que
te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es
la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes
es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades
sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu
centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener
una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las
dificultades, involucrarte en un diálogo». – El País, 9/1/2016.
«Todos somos frágiles en algún momento.
Nos necesitamos mutuamente. Vivimos nuestra vida en el aquí y el ahora,
junto con otros, atrapados en medio del cambio. Todos seríamos más ricos
si a todos nos permitieran participar y nadie quedara fuera. Todos
seremos más fuertes si hay seguridad para todos y no sólo para unos
pocos.»– Vida de Consumo. Fondo de Cultura Económica. 2007. pág. 191.
«El “orden del egoísmo” genera una
atmósfera de desconfianza y suspicacia. El «orden de la igualdad»
inspira confianza y solidaridad«.- Vida de Consumo. Fondo de Cultura
Económica. 2007, pág.189.
“A los refugiados se les empuja a la
fuerza o se les intimida para que abandonen su país natal, pero se les
deniega la entrada a cualquier otro. No cambian de lugar, pierden su
lugar en el mundo… Son los desechos de la humanidad«.- «Tiempos
líquidos», 2007.
Esteban López en womanessentia.com