Mil y una Fábulas (Latín-Inglés)

14 enero 2022

LIBRO DE LA SEMANA (14 Ene): Boulevard

 (Cfr. www.todostuslibros.com)

 

 

Boulevard

Luke y Hasley no eran el prototipo de la pareja perfecta, sin embargo, ambos le pusieron definición a lo que ellos crearon.Una historia en donde dos adolescentes crean su propio Bo...
Editorial:
Editorial Naranja
Colección:
AUTOR
Encuadernación:
No definida.
País de publicación :
España
Idioma de publicación :
Castellano
Idioma original :
Castellano
ISBN:
978-980-7909-06-8
EAN:
9789807909068
Dimensiones:
229 x 152 mm.
Peso:
400 gramos
Nº páginas:
316
Fecha publicación :
01-05-2020
 
 
Sinopsis

Sinopsis de: "Boulevard"

Luke y Hasley no eran el prototipo de la pareja perfecta, sin embargo, ambos le pusieron definición a lo que ellos crearon.Una historia en donde dos adolescentes crean su propio Boulevard ante la llovizna que hay en sus corazones, con un cielo pintado de azul cálido en una parte y otra de un azul eléctrico, tiñéndose este por completo de un grisáceo nostálgico

PELICULA DE LA SEMANA (14 Ene):Junle Cruise

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Jungle Cruise


Reseña: 

Principios del siglo XX. Frank (Dwayne Johnson) es el carismático capitán de una peculiar embarcación que recorre la selva amazónica. Allí, a pesar de los peligros que el río Amazonas les tiene preparados, Frank llevará en su barco a la científica Lily Houghton (Emily Blunt) y a su hermano McGregor Houghton (Jack Whitehall). Su misión será encontrar un árbol místico que podría tener poderes curativos. Claro que su objetivo no será fácil, y en su aventura se encontrarán con toda clase de dificultades, además de una expedición alemana que busca también este árbol con propiedades curativas. Película basada en una atracción de Disneylandia.

El español Jaume Collet-Serra sigue demostrando que no es fruto de la casualidad o la suerte el estatus que ha alcanzado en Hollywood, no igualado por ningún otro cineasta compatriota, nueve títulos ha rodado con estrellas de máximo nivel y manejando holgados presupuestos. Aquí de nuevo asombra entregando una cinta con buen ritmo, y donde hay una estupenda química entre los dos actores principales, Dwayne Johnson y Emily Blunt. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ


San Josñe el carpintero

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De hecho, el trabajo es una forma de expresar nuestra personalidad, que es por su naturaleza relacional

Los evangelistas Mateo y Marcos definen a José como “carpintero” u “obrero de la madera”. Hemos escuchado hace poco que la gente de Nazaret, al oír a Jesús, se preguntaba: «¿No es éste el hijo del carpintero?» (Mt 13, 55; cf. Mc 6,3). Jesús practicó el oficio de su padre.

El término griego tekton, usado para indicar el trabajo de José, ha sido traducido de varias maneras. Los Padres latinos de la Iglesia lo hicieron con “carpintero”. Pero tengamos presente que en la Palestina de los tiempos de Jesús la madera servía, además de para fabricar arados y muebles varios, también para construir casas, que tenían ventanas de madera y techos de terraza hechos de vigas conectadas entre sí con ramas y tierra.

Por tanto, “carpintero” u “obrero de la madera” era una calificación genérica, que indicaba tanto  a los  artesanos  de  la  madera  como a los trabajadores que se dedicaban a actividades relacionadas con la construcción. Un oficio bastante duro, teniendo que trabajar materiales pesados, como madera, piedra y hierro. Desde el punto de vista económico no aseguraba grandes ganancias, como se deduce del hecho de que María y José, cuando presentaron a Jesús en el Templo, ofrecieron solo un par de tórtolas o pichones (cfr. Lc 2, 24), como prescribía la Ley para los pobres (cfr. Lv 12, 8).

Por tanto, Jesús adolescente aprendió del padre este oficio. Por eso, cuando de adulto empezó a predicar, sus paisanos asombrados se preguntaban: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros?» (Mt 13, 54), y se escandalizaban a causa de él (cfr. v. 57), porque era el hijo del carpintero, pero hablaba como un doctor de la ley, y se escandalizaban de esto.

Este dato biográfico de José y de Jesús me hace pensar en todos los trabajadores del mundo, de forma particular en los que hacen trabajos duros en las minas y en ciertas fábricas; en los que son explotados con el trabajo en negro; en las víctimas del trabajo ―hemos visto que en Italia últimamente  ha habido varias―; en los niños que son obligados a trabajar y en los que hurgan en los vertederos en busca de  algo  útil  para  intercambiar...  Me  permito  repetir  lo  que  he  dicho: los  trabajadores escondidos, los que hacen trabajados duros en las minas y  en ciertas fábricas: pensemos en ellos. En los que son explotados  con el trabajo en negro, en los que dan el sueldo  de  contrabando, a  escondidas, sin  jubilación, sin  nada. Y si no trabajas, tú no tienes ninguna seguridad. El trabajo   en  negro existe hoy, y mucho. Pensemos en las víctimas del trabajo, de los accidentes en el trabajo; en los niños que son obligados a trabajar: ¡esto es terrible! Los niños  en la  edad del  juego deben jugar, sin  embargo, se   les   obliga   a trabajar  como  personas  adultas. Pensemos en esos niños, pobrecitos, que hurgan en los vertederos para buscar algo útil que intercambiar. Todos esos son hermanos y  hermanas  nuestros, que  se ganan la vida así, ¡con trabajos que no reconocen su dignidad! Pensemos en esto. Y esto sucede hoy, en el mundo, ¡sucede hoy! Y pienso también en quien está sin trabajo: cuánta gente va a llamar a las puertas  de las fábricas,  de las empresas: “Pero, ¿hay  algo que  hacer?” – “No, no hay, no hay…”. ¡La falta de trabajo! Y pienso también en los que sienten heridos en su dignidad  porque no encuentran ese trabajo. Vuelven  a  casa: “¿Has encontrado  algo?” ― “No, nada… he ido a Cáritas y traigo pan”. Lo que te da dignidad no es llevar el pan a casa. Puedes tomarlo en Cáritas: no, eso no da dignidad. Lo que te da dignidad es ganar el pan, y si no  damos  a   nuestra   gente, a  nuestros  hombres y  a  nuestras  mujeres, la capacidad de ganar el pan, eso es una injusticia social en ese lugar, en esa nación, en ese continente. Los gobernantes deben dar a todos la  posibilidad de ganar el pan, porque esa ganancia les da dignidad. El trabajo  es una unción de dignidad y eso es importante. Muchos jóvenes, muchos padres y madres viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente: viven al día. Y muchas veces la búsqueda  se  vuelve  tan  dramática  que  los lleva a perder toda esperanza y deseo de vida. En estos tiempos de pandemia muchas personas han perdido el trabajo ―lo sabemos― y algunos, aplastados por un peso insoportable, han llegado a quitarse la vida. Quisiera hoy recordar a cada uno de ellos y a sus familias. Hagamos un momento de silencio  recordando  a  esos hombres,  esas mujeres, desesperados porque no encuentran trabajo.

No se tiene lo suficientemente en  cuenta  el hecho  de que  el  trabajo  es  un componente esencial en la vida humana, y también en el camino de santificación. Trabajar no solo sirve para conseguir el sustento adecuado: es también un lugar en el que nos expresamos, nos sentimos útiles, y aprendemos la gran lección de la concreción, que ayuda a que la vida espiritual no se convierta en espiritualismo. Pero lamentablemente el trabajo es a menudo rehén de la injusticia social y, más que ser un medio de humanización, se  convierte en  una  periferia  existencial. Muchas veces me pregunto: ¿con qué espíritu hacemos nuestro trabajo diario? ¿Cómo afrontamos el esfuerzo? ¿Vemos nuestra  actividad unida solo a nuestro destino o también al destino de los otros? De hecho, el trabajo es una forma de expresar nuestra personalidad, que es por su naturaleza relacional. El trabajo es también una forma para expresar nuestra creatividad: cada uno hace el trabajo a su manera, con su propio estilo; el mismo trabajo, pero con un estilo diferente.

Es hermoso pensar que Jesús mismo trabajó y aprendió ese arte propio de san José. Hoy debemos preguntarnos qué podemos hacer para recuperar el valor del trabajo; y qué podemos aportar, como Iglesia, para que sea rescatado de la lógica del mero beneficio y pueda ser vivido como derecho  y deber fundamental de la persona, que expresa e incrementa su dignidad.

Queridos hermanos y hermanas, por todo esto  hoy deseo rezar con vosotros la oración que san Pablo VI elevó a san José el 1 de mayo de 1969:

Oh, san José, patrón de la Iglesia,

tú que junto con el Verbo encarnado

trabajaste cada día para ganarte el pan,

encontrando en Él la fuerza de vivir y trabajar;

tú que has sentido la inquietud del mañana,

la amargura de la pobreza, la precariedad del trabajo;

tú que muestras hoy el ejemplo de tu figura,

humilde delante de los hombres,

pero grandísima delante de Dios,

protege a los trabajadores en su dura existencia diaria,

defiéndelos del desaliento,

de la revuelta negadora,

como de la tentación del hedonismo;

y custodia la paz del mundo,

esa paz que es la única que puede garantizar el desarrollo de los pueblos. Amén.

P.P. Francisco, en vaticannews.va/es

Meditación Domingo 2º t.o. (C)

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Domingo de la semana 2 de tiempo ordinario; ciclo C

El primer milagro de Jesús

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino."
Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora."
Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él diga."
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua."
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo."
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora."
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él” (Juan 2, 1-11)
.

I. En Caná tiene lugar una boda. Esta ciudad está a poca distancia de Nazaret, donde vive la Virgen. Por amistad o relaciones familiares se encuentra Ella presente en la pequeña fiesta. También Jesús ha sido invitado a la boda con sus primeros discípulos.

Era costumbre que las mujeres amigas de la familia preparasen todo lo necesario. Comenzó la fiesta y, por falta de previsión o por una inesperada afluencia de invitados, faltó el vino. La Virgen, que presta su ayuda, se da cuenta de que el vino escasea. Allí está Jesús, su Hijo y su Dios; acaba de inaugurarse públicamente la predicación y el ministerio del Mesías. Ella lo sabe mejor que ninguna otra persona. Y tiene lugar este diálogo lleno de ternura y sencillez entre la Madre y el Hijo, que nos presenta el Evangelio de la Misa de hoy: La Madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Pide sin pedir, expone una necesidad: no tienen vino. Nos enseña a rogar.

Jesús le respondió: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? Todavía no ha llegado mi hora.

Parece como si Jesús fuera a negarle a María lo que le pide: no ha llegado mi hora, le dice. Pero la Virgen, que conoce bien el corazón de su Hijo, actúa como si hubiera accedido a su petición inmediatamente: haced lo que Él os diga, dice a los sirvientes.

María es la Madre atentísima a todas nuestras necesidades, como no lo ha estado ni lo estará ninguna madre sobre la tierra. El milagro tendrá lugar porque la Virgen ha intercedido; sólo por esa petición.

«¿Por qué tendrán tanta eficacia los ruegos de María ante Dios? Las oraciones de los santos son oraciones de siervos, en tanto que las de María son oraciones de Madre, de donde procede su eficacia y carácter de autoridad; y como Jesús ama inmensamente a su Madre, no puede rogar sin ser atendida (...). Nadie pide a la Santísima Virgen que interceda ante su Hijo en favor de los consternados esposos. Con todo, el corazón de María, que no puede menos que compadecer a los desgraciados (...), la impulsó a encargarse por sí misma del oficio de intercesora y pedir al Hijo el milagro, a pesar de que nadie se lo pidiera (...). Si la Señora obró así sin que se lo pidieran, ¿qué hubiera sido si le rogaran?». ¿Qué no hará cuando -¡tantas veces a lo largo del día!- le decimos «ruega por nosotros»? ¿Qué no conseguiremos si nos empeñamos en acudir a Ella una y otra vez?

Omnipotencia suplicante. Así ha llamado la piedad cristiana a nuestra Madre Santa María, porque su Hijo es Dios y nada puede negarle. Ella está siempre pendiente de nuestras necesidades espirituales y materiales; desea, incluso más que nosotros mismos, que no cesemos de implorar su intervención ante Dios en favor nuestro. Y nosotros, ¡tan necesitados y tan remisos en pedir!, ¡tan desconfiados y tan poco pacientes cuando lo que pedimos parece que tarda en llegar!

¿No tendríamos que acudir con más frecuencia a Nuestra Señora? ¿No deberíamos poner más confianza en la petición, sabiendo que Ella nos alcanzará lo que nos es más necesario? Si consiguió de su Hijo el vino, que no era absolutamente necesario, ¿no va a remediar tantas necesidades urgentes como tenemos? «Quiero, Señor, abandonar el cuidado de todo lo mío en tus manos generosas. Nuestra Madre -¡tu Madre!- a estas horas, como en Caná, ha hecho sonar en tus oídos: ¡no tienen!... Yo creo en Ti, espero en Ti, Te amo, Jesús: para mí, nada; para ellos».

II. Dos veces llama San Juan Madre de Jesús a la Virgen. La siguiente ocasión será en el Calvario. Entre los dos acontecimientos -Caná y el Calvario- hay diversas analogías. Uno está situado al comienzo y el otro al final de la vida pública de Jesús, como para indicar que toda la obra del Señor está acompañada por la presencia de María. Ambos episodios señalan la especial solicitud de Santa María hacia los hombres; en Caná intercede cuando todavía no ha llegado la hora; en el Calvario ofrece al Padre la muerte redentora de su Hijo, y acepta la misión que Jesús le confiere de ser Madre de todos los creyentes.

«En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia: "No tienen vino. Pero esto tiene un valor simbólico. El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone "en medio", o sea, hace de mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede -más bien "tiene el derecho de"- hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres».

Dijo su Madre a los sirvientes: Haced lo que Él os diga. Y los sirvientes obedecieron con prontitud y eficacia: llenaron seis tinajas de piedra preparadas para las purificaciones, como les dijo el Señor. San Juan indica que las llenaron hasta arriba.

Sacad ahora, les dice el Señor, y llevádselo al mayordomo. Y el vino es el mejor que cualquiera de los que han bebido los hombres.

Como el agua, también nuestras vidas eran insípidas y sin sentido, hasta que Jesús ha llegado a nosotros. Él transforma nuestro trabajo, nuestras alegrías y nuestras penas; hasta la muerte es distinta junto a Cristo. El Señor sólo espera que realicemos nuestros deberes usque ad summum, hasta arriba, acabadamente, para que Él realice el milagro. Si quienes trabajan en la Universidad, y en los hospitales, y en las tareas del hogar, y en las finanzas, y en las fábricas..., lo hicieran con perfección humana y con espíritu cristiano, mañana nos levantaríamos en un mundo distinto. El Señor convierte en vino riquísimo nuestras labores y trabajos, que de otra manera permanecen sobrenaturalmente estériles. El mundo sería entonces una fiesta de bodas, un lugar más habitable y digno del hombre, en el que la presencia de Jesús y de María imprimen un gozo especial.

Llenad de agua las tinajas, nos dice el Señor. No dejemos que la rutina, la impaciencia, la pereza, dejen a medio realizar nuestros deberes diarios. Lo nuestro es poca cosa; pero el Señor quiere disponer de ello. Pudo Jesús realizar igualmente el milagro con las tinajas vacías, pero quiso que los hombres cooperaran con su esfuerzo y con los medios a su alcance. Luego Él hizo el prodigio, por petición de su Madre.

¡Qué alegría la de aquellos servidores obedientes y eficaces cuando vieron el agua transformada en vino! Son testigos silenciosos del milagro, como los discípulos del Maestro, cuya fe en Jesús quedó confirmada. ¡Qué alegría la nuestra cuando, por la misericordia divina, contemplemos en el Cielo todos nuestros quehaceres convertidos en gloria!

III. Jesús no nos niega nada; y de modo particular nos concede lo que solicitemos a través de su Madre. Ella se encarga de enderezar nuestros ruegos si iban algo torcidos, como hacen las madres. Siempre nos concede más, mucho más de lo que pedimos, como ocurre en aquella boda de Caná de Galilea. Hubiera bastado un vino normal, incluso peor del que se había ya servido, y muy probablemente hubiera sido suficiente una cantidad mucho menor.

San Juan tiene especial interés en subrayar que se trataba de seis tinajas de piedra con capacidad de dos o tres metretas cada una, para poner de manifiesto la abundancia del don, como hará igualmente cuando narre el milagro de la multiplicación de los panes, pues una de las señales de la llegada del Mesías era la abundancia.

Los comentaristas calculan que el Señor convirtió en vino una cantidad que oscila entre 480 y 720 litros, según la capacidad de estas grandes vasijas judías. ¡Y del mejor vino! Así también en nuestra vida. El Señor nos da más de lo que merecemos y mejor.

También concurren aquí dos imágenes fundamentales, con las que había sido descrito el tiempo del Mesías: el banquete y los desposorios. Serás como corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios, nos dice el profeta Isaías en una imagen bellísima, recogida en la Primera lectura de la Misa. Ya no te llamarán «abandonada», ni a tu tierra «devastada»; a ti te llamarán «mi favorita», y a tu tierra «desposada»; porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo. Es la alegría y la intimidad que Dios desea tener con todos nosotros.

Aquellos primeros discípulos, entre los que se encuentra San Juan, están asombrados. El milagro sirvió para que dieran un paso adelante en su fe primeriza. Jesús los confirmó en la fe, como hace con quienes le han seguido.

Haced lo que Él os diga. Son las últimas palabras de Nuestra Señora en el Evangelio. No podían haber sido mejores.

Textos basados en ideas de Hablar con Dios de F. Fernández Carvajal.


Homilía Domingo 2º t.o. (C)

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(Is 62,1-5) "Porque el Señor puso en ti su complacencia"
(1 Cor 12,4-11) "Hay diversidad de gracias, pero uno mismo es el Espíritu"
(Jn 2,1-12) "Haced lo que Él os diga"

Homilía con textos de homilías pronunciadas por S.S. Juan Pablo II

En la Parroquia de la Inmaculada y San Juan Berchmans (20-I-1980) 

--- Presencia de Cristo

En el Evangelio de hoy leemos que el Señor Jesús fue invitado a participar en la boda que tenía lugar en Caná de Galilea. Esto sucede al comienzo mismo de la actividad magisterial, y el episodio se grabó en la memoria de los presentes, porque precisamente allí Jesús, reveló por vez primera la extraordinaria potencia que, desde entonces, debía acompañar siempre su enseñanza. Leemos: “Éste fue el primer milagro que hizo Jesús, en Caná de Galilea, y manifestó su gloria y creyeron en Él sus discípulos” (Jn 2,11).

Aunque el acontecimiento tiene lugar al comienzo de la actividad de Jesús en Nazaret, ya están en torno a Él los discípulos (los futuros Apóstoles), al menos los que habían sido llamados primero.

Con Jesús está también en Caná de Galilea su Madre. Incluso parece que precisamente Ella había sido invitada principalmente. En efecto, leemos: “Hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús. Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda” (Jn 2,1-2). Se puede deducir, pues, que Jesús fue invitado con la Madre, y quizá en atención a Ella; en cambio los discípulos fueron invitados juntamente con Él.

Debemos concentrar nuestra atención sobre todo en esta invitación. Por vez primera Jesús es invitado entre los hombres, y acepta esta invitación, se queda con ellos, habla, participa en su alegría (las bodas son un momento gozoso), pero también en sus preocupaciones; y para remediar los inconvenientes, cuando faltó el vino para los invitados, realizó el “signo”: el primer milagro en Caná de Galilea. Muchas veces más será invitado Jesús por los hombres en el curso de su actividad magisterial, aceptará sus invitaciones, estará en relación con ellos, se sentará a la mesa, conversará.

--- Eucaristía

Conviene insistir en esta línea de los acontecimientos: Jesucristo es invitado continuamente por cada uno de los hombres y por las diversas comunidades. Quizá no exista en el mundo una persona que haya tenido tantas invitaciones. Más aún, es necesario afirmar que Jesucristo acepta estas invitaciones, va con cada uno de los hombres, se queda en medio de las comunidades humanas. En el curso de su vida y de su actividad terrestre, Él debió someterse necesariamente a las condiciones de tiempo y lugar. En cambio, después de la Resurrección y de la Ascensión, y después de la institución de la Eucaristía y de la Iglesia, Jesucristo de un modo nuevo, esto es, sacramental y místico, puede ser huésped simultáneamente de todas las personas y de todas las comunidades, que lo invitan. En efecto, Él ha dicho: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos morada” (Jn 14,23).

Jesús fue invitado a Caná de Galilea, para tomar parte en la boda y en la recepción nupcial. Aun cuando diversos acontecimientos están vinculados con el comienzo de la actividad pública de Jesús de Nazaret, podemos deducir justamente del texto evangélico que este episodio precisamente, de modo particular, determina el comienzo de su vida apostólica. Es importante notar que precisamente en las circunstancias de las bodas Jesús comienza su actividad. Las palabras de la primera lectura del libro del profeta Isaías comprueban esto con la particular tradición profética del Antiguo Testamento.

--- Matrimonio. Escuchar a la Virgen

Pero incluso independientemente de esta tradición, el hecho mismo nos ofrece mucho para meditar. Jesucristo, al comienzo mismo de su misión mesiánica, toca, en cierto sentido, la vida humana en su punto fundamental, en el punto de partida. El matrimonio, aun cuando es tan antiguo como la humanidad, significa siempre, cada vez, un nuevo comienzo. Éste es sobre todo el comienzo de la nueva comunidad humana, de esa comunidad que se llama “familia”. La familia es la comunidad del amor y de la vida. Y por eso a ella ha confiado el creador el misterio de la vida humana. El matrimonio es el comienzo de la nueva comunidad del amor y de la vida, de la que depende el futuro del hombre sobre la tierra.

El Señor Jesús une el comienzo de su actividad a Caná de Galilea, para demostrar esta verdad. Su presencia en la recepción nupcial pone de relieve el significado fundamental del matrimonio y de la familia para la Iglesia y para la sociedad.

En Caná se reveló también María en la plena sencillez y verdad de su Maternidad. La Maternidad está siempre abierta al niño, abierta al hombre. Ella participa de sus preocupaciones aún las más ocultas. Asume estas preocupaciones y trata de ponerles remedio. Así ocurrió en la fiesta de las bodas de Caná. Cuando llegó “a faltar el vino” (Jn 2,3) el maestresala y los esposos se encontraron ciertamente en gran dificultad. Y entonces la Madre de Jesús dijo: “No tiene vino” (Jn 2,3). El desarrollo posterior del acontecimiento nos es bien conocido.

Al mismo tiempo María se revela en Caná de Galilea como Madre consciente de la misión de su Hijo, consciente de su potencia.

Precisamente esta conciencia la apremia a decir a los servidores: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5). Y los servidores siguieron las indicaciones de la Madre de Cristo.

¿Qué cosa os puedo desear sino que escuchéis siempre estas palabras de María, Madre de Cristo: Haced lo que Él os diga?

Y que las aceptéis con el corazón, porque han sido pronunciadas por el corazón. Por el corazón de la Madre. Y que las cumpláis: “A la santificación precisamente os llamó por medio de nuestra evangelización, para que alcanzaseis la gloria de nuestro Señor Jesucristo” (2 Tes 2,14).

Aceptad, pues, esta llamada con toda vuestra vida. Realizad las palabras de Jesucristo.



09 enero 2022

LIBRO DE LA SEMANA (7 Ene): Hamnet

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Hamnet
MEJOR NOVELA DE 2021 SEGÚN EL DIARIO EL PAÍS. Agnes, una muchacha peculiar que parece no rendir cuentas a nadie y que es capaz de crear misteriosos remedios con sencillas combinac...
Editorial:
Libros del Asteroide
Traductor:
Cardeñoso, Concha
Colección:
Libros del Asteroide
Encuadernación:
Tapa blanda o Bolsillo
País de publicación :
España
Idioma de publicación :
Castellano
Idioma original :
Inglés
ISBN:
978-84-17977-58-0
EAN:
9788417977580
Dimensiones:
215 x 140 mm.
Peso:
460 gramos
Nº páginas:
352
Fecha publicación :
22-02-2021

 

Sinopsis

Sinopsis de: "Hamnet"

MEJOR NOVELA DE 2021 SEGÚN EL DIARIO EL PAÍS. Agnes, una muchacha peculiar que parece no rendir cuentas a nadie y que es capaz de crear misteriosos remedios con sencillas combinaciones de plantas, es la comidilla de Stratford, un pequeño pueblo de Inglaterra. Cuando conoce a un joven preceptor de latín igual de extraordinario que ella, se da cuenta enseguida de que están llamados a formar una familia. Pero su matrimonio se verá puesto a prueba, primero por sus parientes y después por una inesperada desgracia. Partiendo de la historia familiar de Shakespeare, Maggie O'Farrell transita entre la ficción y la realidad para trazar una hipnótica recreación del suceso que inspiró una de las obras literarias más famosas de todos los tiempos. La autora, lejos de fijarse únicamente en los acontecimientos conocidos, reivindica con ternura las inolvidables figuras que habitan en los márgenes de la historia y ahonda en las pequeñas grandes cuestiones de cualquier existencia: la vida familiar, el afecto, el dolor y la pérdida. El resultado es una prodigiosa novela que ha cosechado un enorme éxito internacional y confirma a O'Farrell como una de las voces más brillantes de la literatura inglesa actual. «Lo maravilloso y muy meritorio de Hamnet es que Maggie O'Farrell vivifica a Shakespeare, el gran “monstruo de la naturaleza” del canon universal —siempre desde una perspectiva anglosajona—, colocando en primer plano la domesticidad y utilizando como foco narrativo prioritario la figura de su esposa, aquí llamada Agnes. (…) un magnífico texto sobre el amor de una pareja disímil que, en su superación del duelo y en la metamorfosis de la existencia que comporta la muerte intempestiva, toma en apariencia caminos divergentes.» Marta Sanz (Babelia - El País)«Un prodigio literario que indaga en el origen del dolor y transita por las sendas más desconocidas del amor y la maternidad. Una historia extraordinaria, que mezcla realidad y ficción, llena de imaginación y empatía. Una maravilla.» Inés Martín Rodrigo (ABC Cultural)«"Hamnet" juega con la historia de Shakespeare y Agnes, pero Maggie O'Farrell es capaz de llevarse la narración siempre a su terreno, al que mejor navega: el de las relaciones personales, el dolor y la maternidad. Esa es la gran fortaleza de esta novela hermosísima de prosa bellísima.» Lara Hermoso (Efecto Doppler - Radio 3)«O'Farrell toma una historia reconocible y la hace sorprendentemente nueva a los ojos asombrados de los lectores. (…) La mejor novela de Maggie O'Farrell.» Luis M. Alonso (La Nueva España)«"Hamnet" es modélica en el desarrollo de su trama y en el cuidado de su ambientación.» Antonio Lozano (Cultura/s – La Vanguardia)«Es una maravilla sensible y agridulce. La obra de una gran escritora y la prueba de que los grandes siempre tiene algo que contar.» Xavi Sancho (ICON – El País)«Una obra redonda, de enorme belleza. (…) Una gran historia, enormemente conmovedora, que indaga acertadamente en el dolor y la pérdida con una destreza y una sensibilidad sencillamente magistrales.» Sagrario Fernández-Prieto (La Razón)«"Hamnet" habla de la mortalidad y el duelo, sobre cómo lo procesa y deglute cada uno. Una novela magnífica por la construcción de personajes y por el prodigio de saber escarbar con respeto en los recovecos de la verdad histórica.» Olga Merino (El Periódico)«Sobresaliente, preciosa, conmovedora (…) El libro de su vida.» Tracy Chevalier «Un extraordinario hito de la imaginación y la empatía.» The New York Times «Un regalo para los sentidos. Una novela muy especial.» The Sunday Times «Una historia emotiva y llena de intriga sobre la manera en que el dolor transforma brutalmente un matrimonio.» The Washington Post «Una saga familiar tan llena de vida, de magia y de afecto que desearía que fuera real. (...) Maravillosamente escrita.» The Boston Globe

La belleza está en el interior

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“Solo se ve bien con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos” (Saint Exupèry)

  “No soy feliz como soy”, “tengo un cuerpo que no me gusta”, “no me veo bien”, “detesto mis dientes, mi pecho, mis caderas”, “tengo mucho kilos de más”, “desde el embarazo no he recuperado la figura”, “nunca me acerco a los demás”, “tengo miedo de que me juzguen”, “todos mis amigos tienen pareja menos yo…”. ¿Te suenan estas frases relacionadas con la belleza?

Este es el diálogo que mantenemos habitualmente con nosotros mismos. Esta forma de hablarnos se convierte en una especie de autosabotaje que crea inseguridades, merma la autoestima y sacrifica el amor propio.

Ahora piensa.., ¿qué es lo que te gusta de ti? Tus ojos, tu pelo, tu bondad, tu incondicionalidad… Seguro que se te ocurren cientos de cosas en las que, precisamente, tu alma y tu interior son los protagonistas. Piensa en todo eso y retenlo bien, no lo dejes escapar. Te ayudará a no autosabotearte.

“Hoy observa tus cualidades, no tus defectos” -Graciela Hernández-

No destruyamos todo lo bonito que tenemos

¿Por qué dejamos que los defectos físicos que vemos en nosotros mismos arrastren y destruyan las cosas bonitas que tenemos? ¿Por qué les damos más importancia a lo negativo que a lo positivo? Hay una infinidad de hermosura detrás de nuestras inseguridades, detrás de eso que nos cuestionamos y que nos hace enfermar de miedo.

A veces nos convertimos en aquello que pensamos y, con estas creencias, nos ponemos un disfraz que impide que el mundo nos vea tal y como somos. Pero hay veces que incluso el resto de la gente ve lo maravilloso que tenemos dentro antes que nosotros.

Sin embargo, no les creemos, pensamos que lo dicen por complacernos o porque nos quieren mucho. De nuevo, estamos autosaboteándonos, desmereciéndonos y quitándonos el valor que tenemos. Todo esto nos hace daño y provoca que pisoteemos nuestra autoestima.

Vales más de lo que crees, no lo olvides nunca.

Cuando sacamos a la luz nuestros complejos, ¿qué vemos?

Lo importante es el alma. Lo que está debajo de la ropa, aquello que no se puede ver y es invisible. Eso que tiene su lugar más allá de la simple vista. La verdadera belleza es la interior, la única que no perece, la única que no se puede arrebatar y que solo se puede ver cuando se mira con los ojos del alma.

Es esa que no se mide por lo que podemos apreciar a simple vista, pues la verdadera belleza es una actitud. Vivimos preocupados por las apariencias, por no resultar estrafalarios y por no desentonar ante los convencionalismos que nos aprisionan. Eso es lo que no nos permite mostrar al mundo nuestro esplendor.

La realidad es que no existe en el planeta un maquillaje que consiga embellecer un corazón feo. Comprender esto es sumamente importante para reforzar nuestra autoestima.

“Solo se ve bien con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos”. -Saint Exupèry-.

Un interior hermoso se construye amando la vida y deshaciéndonos de las ausencias y de los sentimientos negativos. Se constituye engrandeciendo nuestro mundo interior, haciéndolo más extenso, eliminando la comodidad emocional y coleccionando motivos propios.

Una actitud mental positiva crea más milagros que un cambio de imagen

DulcineaEstudios y El Hormiguero 3.0. han realizado un emotivo vídeo que nos hace reflexionar sobre la importancia de amarnos a nosotros mismos. No hace falta que fabriquemos nuestra belleza exterior con maquillajes y ropa de última moda porque la verdadera belleza reside en nosotros mismos.

Sé suave, no dejes que el dolor te endurezca. Crea tu propia belleza, una que no se pueda definir con palabras y cultívate con los pequeños detalles. La clave está ahí, dentro, aunque no le des la importancia que merece. Búscate, encuéntrate y deja que salga toda tu luz interior.

“La belleza exterior no es más que el encanto de un instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma”. -George Sand-.

Tenemos que ser muy fuertes para no dejarnos llevar por todo el entorno que intenta vendernos que la verdadera belleza se encuentra en el exterior, en vez de en el interior. Cambiemos nuestra perspectiva, reencontrémonos con nosotros mismos, logremos ver todo lo bello que reside en nuestro interior.

El tiempo pasa

El paso del tiempo arruga nuestro rostro, resta energía física, blanquea nuestros cabellos, pero nuestro interior va en dirección opuesta, se enriquece. De nada sirve gastarse miles de euros en cirugías si ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos. ¿Qué queremos de la vida? ¿Ser bellos y agradar a los demás o ser felices? ·Agradar a los demás para ser feliz”, responderán mucho. Sin embargo, es un error demasiado obvio. Respuesta: no podemos gustar a todos. Fin del debate.

Sabiendo que no podemos ser del gusto de todo aquel que nos crucemos, comenzaremos a aceptar que no debemos preocuparnos tanto por agradar. Esto nos hará mirar hacia nuestro interior y desarrollarnos. De esta forma, nuestra belleza interior aumentará y realmente seremos mucho más atractivos a los demás a pesar de que nuestro físico ya no sea tan juvenil.

En 2017 el equipo de Solano-Gómez realizó un experimento en el que comprobaron que el físico influye a la hora de contratar a alguien. Es decir, los contratantes se dejaban influir por el físico de los aspirantes a un puesto de trabajo. ¿Y qué podemos sacar de aquí? Que por mucho que un físico nos pueda servir para acceder a un puesto de trabajo, si por dentro no somos aptos para desempeñar la labor asignada, no duraremos mucho. Cuidar el físico es necesario, pero cuidarnos, querernos y cultivarnos, es fundamental.

Raquel Aldana, en lamenteesmaravillosa.com/

 

PELICULA DE LA SEMANA (7 Ene): El teléfono del viento

(Cfr. www.almudi.org)


El teléfono del viento


Reseña: 

Haru, de 17 años, emprende un largo viaje a través de Japón para buscar respuestas en una ciudad donde, en 2011, el devastador tsunami se llevó a su hermano y sus padres. Este viaje lleva a la joven, todavía atormentada por la pérdida, desde Hiroshima a Tokio, Fukushima y Ōtsuchi, donde una vez estuvo su hogar. En el camino se encuentra con otras personas y las historias de sus pérdidas.

Dramática y severa, pero de cadencia pausada y atenta a las cosas mínimas, es una introspección sobre las raíces del cineasta, la pérdida y el duelo. Suwa alterna el realismo con sus peculiares fugas poéticas.

Genuino y logrado canto a la vida, por encima de las penalidades que conlleva; pero el espectador paciente se verá recompensando durante su visionado con emociones genuinas y sencillas. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ